domingo, 26 de mayo de 2013

SOSTENELLA Y NO ENMENDALLA

Una de las mayores dificultades que plantea el método científico, como modalidad de aplicación del pensamiento crítico, es la escasa propensión que tenemos los humanos, científicos o no, hacia la objetividad y la imparcialidad.



Una gestión escrupulosa del conocimiento supone aceptar los resultados de nuestras averiguaciones, tanto si nos agradan como si no; ya nos vengan bien o mal para la constatación de nuestras hipótesis o para el mantenimiento de ciertas tesis, por las que sentimos preferencia inevitablemente.

Los periodistas bromean con aquella máxima que define el amarillismo: "No dejes que la realidad te estropee una buena noticia", ¿mas cuántos investigadores están dispuestos a renunciar a la teoría que defienden desde hace años, sólamente porque los últimos datos que han obtenido la contradicen? 



¿Quiénes de nuestros académicos están dispuestos a refutar todo lo que hasta ayer sostenían, por el imperativo moral de veracidad, aun a costa de arruinar su prestigio intelectual y de comprometer su carrera y su patrimonio? 

¿Cuáles filósofos han abjurado de su anterior sistema de creencias, como resultado de escoger la honestidad intelectual frente a los beneficios de mantener una ideología consolidada y respetable pero errónea?

Son legión los que cambian de bando y de chaqueta para obtener prebendas y colocarse al sol que más calienta, pero, ¿conocen ustedes a algún político ejemplar, capaz de decir públicamente que lo que ayer defendía era una equivocación, de pedir perdón por haber mantenido una posición perjudicial para los ciudadanos y de reconocer que los adversarios del otro partido estaban en lo cierto?

Decía Confucio:

“Quien comete un error y no lo corrige comete otro aún mayor.”

Y el ser humano es así, con escasas excepciones. Persistir en el error es siempre más cómodo que reconocer nuestra equivocación y enmendarlo. 

En definitiva: el orgullo, el beneficio propio, el interés egoista, el apego a lo que nos es querido y familiar, pesan casi siempre más que la sinceridad, la honestidad y el amor a la verdad.

6 comentarios:

El Fugitivo dijo...

Os ruego disculpéis este mes de ausencia de vuestros blogs y del mío propio. Ya estoy de vuelta tras coger un poco de aire, y a vuestra disposición.

Sed todos bienvenidos.

Unknown dijo...

Una mezcla de ingredientes interesante (políticos, periodistas y científicos) pero que un gran chef no admitiría en su plato por ser ingredientes poco miscibles, que no "casan" en un plato normalmente si nos atenemos a las normas que rigen la mentalidad, y también la búsqueda de la verdad, de los integrantes del trío:
El político miente por naturaleza de su cargo y función, y nunca reconocerá sus errores presentes y pasados. Creo que no hay más explicación para unas personas que viven de un voto y no de una trayectoria, como es lo habitual.
El periodista interpreta la realidad y, como escritor, la adorna para que el público sienta la conmoción de la noticia hasta el punto que le permita su honradez profesional, con el componente de "descubrimiento" que le iguala al científico. Si es un periodista de "raza" no diferirá mucho del científico y procurará contrastar su noticia con fuentes absolutamente fiables, que darán crédito a su trabajo.
El científico/investigador, acostumbrado a la precariedad de medios y salarios en nuestro país, persigue una hipótesis de trabajo que deberá demostrar y habrá de cumplir el requisito de ser demostrable y reproducible en cualquier laboratorio del mundo y, después de un trabajo agotador, quizás no llegue a los resultados que esperaba: existe la tentación de hacer "trabajos científicos" pagados por laboratorios u otras empresas multinacionales para cantar las excelencias de sus productos que manipulan el método y la estadística, no siempre en beneficio propio directo, sino por la dotación de medios que ello supone para seguir investigando.
En conclusión: que de ese plato yo quitaría a los políticos por ser lo más indigesto y "desaborío", aunque no soy un chef.
Un saludo cordial.

El Fugitivo dijo...

JANO:
No te falta razón en lo que dices. Pero en realidad yo quería trascender el aspecto profesional para recalcar la generalidad. A todos nos cuesta retractarnos de nuestros errores y abandonar las muletas intelectuales, aunque la realidad nos demuestre que nuestros esquemas mentales estan falseados.

En el caso de los científicos, a los que se les supone esa imparcialidad con respecto a las teorías, resulta chocante ver cómo, en muchos casos, se obstinan y se empecinan en el error, con tal de no dar su brazo a torcer, o por no perder la subvención de sus proyectos, o su status profesional.

Como ejemplo, ahí tenemos la controversia con respecto al "calentamiento global".

Un abrazo, y gracias por tus observaciones.

Doramas dijo...

La política actual, ya sea la de España o la internacional, no hay por donde cogerla. A veces pienso que lo mejor es que llegue un meteorito y acabe con todo.

El Fugitivo dijo...

DORAMAS:
No hombre, no. Vivamos nuestras vidas, y de política lo justo para expresar nuestras posiciones.
Ánimo, que ya escampará...

Y si no, siempre nos queda nuestra vida íntima.

csc212 dijo...

Hay que diferenciar lo que es ciencia de lo que no lo es. En ciertos casos como el calentamiento global, hay teorías mantenidas por científicos que realmente no lo son....

Como pasa con la Fusión Fria como sistema de generación de energía, hay veces que a los científicos se les escapa lo primordial del metodo científico y esto es que los resultados sean previsibles y que se repitan siempre....